Gran parte de la comprensión de la existencia humana está determinada por su relación con los bienes materiales. Así, el éxito o fracaso de las personas es medido por la cantidad de bienes materiales que ha acumulado durante su existencia. Sin embargo, no basta la acumulación para otorgar sentido, sino que, al ser el hombre un ser por naturaleza sedentario, parte de su existencia está determinada por la relación que tiene con el lugar de su asentamiento o por los bienes que emplea cotidianamente. Es esta la significación trascendental que imprime y determina el espíritu de la época y la relevancia en la vida. De aquí, que la relación que el hombre sostiene con los bienes muebles e inmuebles, le permite satisfacer su propia expectativa. Sin embargo, las relaciones jurídicas se acentúan y enfocan en los inmuebles, dada la naturaleza esencialmente onerosa y significativa que el hombre otorga a estos; de hecho, la mayor proporción de disputas ante los estrados judiciales está determinada por conflictos de naturaleza inmobiliaria: sucesiones, hipotecas, liquidaciones societarias y conyugales, disputas por incumplimiento en la promesas de venta, conflictos entre vecinos, son el eje de la conflictualidad en materia del Derecho privado. Una inadecuada o incompleta formación en relación con el Derecho Inmobiliario facilita el que sean los conflictos derivados de esta categoría jurídica los que congestionen la administración de justicia. Aquí radica la complejidad propia del régimen de los bienes inmuebles.

Estudiantes de derecho y profesionales que tengan funciones públicas y/o privadas del Derecho

a) Haber terminado los espacios académicos de las áreas de Derecho Privado I y/o Derecho Privado II.

b) Haber asistido por lo menos al 90% de las actividades programadas en el curso.

c) Presentar y aprobar las pruebas académicas

d) La calificación mínima aprobatoria será de tres punto cero (3.0).

e) Inscribir los exámenes preparatorios para la homologación